13/5/09

El atontamiento


En los albores del siglo XXI, la evolución humana estaba en su punto de inflexión. La selección natural, el proceso por el que los más fuertes, los más listos, los más rápidos se reproducen el mayor número que el resto, un proceso que antaño había favorecido los rasgos más nobles del hombre, empezaba ahora a favorecer unos rasgos distintos…
Las obras de ciencia-ficción de la época pronosticaban un futuro que sería más civilizado y más inteligente. Pero a medida que avanza el tiempo las cosas parecían avanzar en la dirección opuesta, hacia un atontamiento. ¿Cómo era posible? La evolución no siempre premia a la inteligencia. Al no haber depredadores naturales que diezmaran al rebaño, la evolución empezó a premiar a aquellos que más se reproducían y convirtió a los inteligentes en una especie en peligro de extinción.

Esto es el comienzo de Idiocracia, la típica americanada hecha para perder el tiempo, pero que empieza con una crítica a la sociedad, cínica y divertida, que recomiendo ver.

En esta película se hace una proyección hacia el futuro en la que muestra la decadencia de la cultura y los hábitos cada vez más idiotas de los jóvenes poniendo el punto de mira en el sistema político-económico y en cómo las grandes corporaciones se han hecho con el control del país a costa de los ciudadanos. Denuncia de la progresiva idiotización de una sociedad que a base de globalizarse está perdiendo sus señas culturales de identidad en favor del dominio de unas multinacionales que acaban por adueñarse de la psique colectiva. Sólo hay que observar los centros de las grandes ciudades europeas y veremos como poco a poco acaban siendo todas iguales, con su calle comercial, sus starbucks, sus hamburgueserias, sus mismas tiendas de ropa...etc.

En fin, a pesar de que la película es bastante mala al menos sirve para reflexionar un poco sobre nuestras costumbres, sobre todo la de los jóvenes, ya que se están perdiendo las buenas costumbres como leer y hacer deporte por la de salir todos los sábados a matar neuronas y perder el tiempo con los juegos de la play y la programación absurda de la tele. Sin querer estamos fomentando el atontamiento general, y lo peor es que no nos damos cuenta.

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