23/11/10

Hipocresía


Señoras y señores del jurado, tengo un cuento que contarles. Bueno, para ser sincera yo no soy la que lo cuenta, sólo soy un personaje. Se trata del cuento más famoso de la historia. En él, existe un cielo, con sus ángeles y sus Santos; y un infierno, con los malos y demonios. En el medio tirando al cielo, se sitúa un señor que vive, a pesar de parecer una momia andante, que lo que dice va a misa. En ese cuento están los clérigos, que son los que mandan, los crédulos, los golfos y los floreros. Ahí estoy yo. Soy un florero porque soy mujer. Me corresponde así, la tarea de procrear, cuidar de los hijos, y si es posible, no pensar. Además soy bastante indeseable porque soy atea y homosexual.

Entre los cuentos más vendidos de la historia están Harry Potter y La Biblia. Si tenemos en cuenta que la vida del señor Potter se narra en siete volúmenes no cabe más remedio que aplaudir el mérito de la Biblia al ser el más vendido. Pero bueno, es cierto que la Biblia lleva más tiempo dando el coñazo. Aunque también es loable el que siga siendo un superventas a pesar de eso.

Así pues, el cuento del que les hablo es el narrado en las Sagradas Escrituras. A pesar de que una servidora no la ha leído, (y no tiene ninguna gana de hacerlo), piensa, que el libro es lo que en el cine llamaríamos una comedia romántica. Sí, porque trata del amor entre un algo invisible y omnipresente y el resto del mundo al cual le predica sus principios de moralidad. Y es cómico por sus grandes contradicciones. Estas contradicciones no sólo se hallan en el propio libro sino en el también en el cuento parafernálico en el que vivimos nosotros. Por ejemplo:

El Santo Padre, como representante de Dios en la tierra, defiende cualquier forma de vida. Hasta ahí es muy bonito, pero en un alarde de coherencia, se opone con el celibato de los suyos, a la perpetuación de la especie. En verdad, habríamos de celebrar todos esta decisión pues así es posible que no se generen más ejemplares como ellos. Pero analizando la coherencia de esta norma nos damos cuenta de que no la tiene pues, no se puede defender la vida evitando que ésta se produzca. Quizás piensen que todos los embarazos deberían producirse como los de la Virgen María, es decir, sin relaciones sexuales, pero claro, la única forma para esto es la inseminación artificial a la cual también se oponen por ser ciencia.

Recientemente me sorprendió saber de las medidas de seguridad con las que vive el Papa. No solo con el coche-urna que lo pasea por las calles si no también cuando viaja en avión. Suele ser escoltado ejército de aquel país que visita. Además de tener un ejército propio, ya que es un jefe de Estado. Pero pensemos. ¿Por qué tanta protección? ¿Si muere no será porque Dios lo ha querido así? ¿Como Santo Padre no se siente divinamente protegido?

Otra paradoja es por qué la Iglesia, con lo rica que es, y con todo lo que prediga sobre compartir y sobre la compasión y con todo lo que le importa la vida de las personas, no hacen algo para tratar de erradicar la pobreza de África. Habremos de pensar que directamente no le interesa pues se alimenta de la miseria y desesperación de los más necesitados, prometiéndoles una vida mejor después de ésta. Nadie tiene una visión empresarial mejor que la de Dios. Aunque también puede que sea por el SIDA. Esa enfermedad tan patente en el continente subdesarrollado. Esa enfermedad que mata “justamente”. Claro, porque según su Santidad "jugar con la naturaleza del amor conduce a catástrofes así". Por eso en África mueren a diario niños "ajusticiados". Pero del preservativo ni hablar.

Quién sabe, es posible que algún día la Iglesia decida emplear el inmenso poder que tiene para ayudar a las personas y no para utilizarlas en su beneficio.

Nuestra sociedad actual, aunque presenta una modesta práctica religiosa real, permanece fuertemente influida por los dogmas que, lo queramos o no, mediatiza nuestra forma de pensar y, desde los centros de influencia controlados por la Iglesia, pretende imponernos a creyentes y no creyentes una determinada forma de vivir. Así, de vuelta al cuento más vendido de la historia comentaré algunas contrariedades que se manifiestan entre el escrito y la doctrina católica.

En la Biblia, entre otras muchas cosas, se muestra, de modo claro e irrefutable, que: Dios no cree en la supervivencia postmortem de los humanos, ni tampoco en el infierno. Los Diez mandamientos originales no son los mismos que afirma la Iglesia. El culto a las imágenes está absolutamente prohibido y se las califica de “espantajos de melonar”. Los apóstoles no creyeron en la “Inmaculada Concepción” de María (un dogma que no fue impuesto hasta 1854), ni en la personalidad divina de Jesús (decretada en el año 325). María, la madre de Jesús, tuvo como mínimo siete hijos. Jesús fue un judío, fiel cumplidor de la Ley hebrea, que jamás instituyó -ni quiso hacerlo- ninguna nueva religión ni Iglesia. Jesús nunca fue cristiano ni, menos aún, católico. Jesús predicó que el “fin de los tiempos” era inminente, pero se equivocó (gracias a Diios). Jesús prohibió explícitamente el sacerdocio profesional. Jesús elevó a la mujer al rango de igualdad con el hombre y la hizo protagonista de algunos de los pasajes más fundamentales de su vida. Jesús mismo negó toda posibilidad de que pudiera volver al mundo tras su muerte (siendo imposible, por tanto, su presencia “real y verdadera” en el “sacrificio de la misa”). La figura del Papa es contraria a lo que predicó Jesús y Pedro jamás fue obispo de Roma. San Pablo afirmó que “Dios no habita en templos hechos por la mano del hombre”. El contenido y fecha de celebración de fiestas como la Pascua de resurrección, Navidad o Reyes es una evidente apropiación de celebraciones paganas anteriores que tenían el mismo significado.

La iglesia católica presenta una imagen ambigua en su forma de actuar. Por un lado se consideran espirituales y sociales, utilizando las palabras de amor, igualdad, hermandad y bondad. Mientras que por el otro lado están unidos a los opresores del pueblo, a los gobiernos que restringen la libertad, ya que podrían abrir las puertas al público de su biblioteca privada para que la gente pueda leer los libros que tienen escondidos desde hace siglos. Podrían aceptar que el preservativo es preferible al SIDA, que la mujer no está hecha sólo para procrear, atender al hombre, y cuidar de la casa. Podrían dejar de bendecir coches-urnas, de criticar la libertad de las personas a la hora de elegir a su pareja, podrían recocer el beneficio de la ciencia, podrían participar activamente en la lucha para erradicar el hambre y la pobreza en el mundo. Pero no lo hacen.

12/11/10

Vamos a contar mentiras


Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento. Anatole France

“Increíble, pero falso” es una comedia romántica con un toque especial, una película de ficción real como la vida misma. El film describe la verdad, tan cruel como sólo ella puede ser, de un mundo sin mentiras.

La película: Se desarrolla en una realidad alternativa, en la nadie puede mentir, en la que nadie sabe qué es mentir. Por eso empieza de cine: el mundo de la sinceridad es tan cruel como divertido. Sólo hay que ver la escena de la primera cita de los protagonistas, (es para no parar de reírse), o la del anuncio de coca-cola, (otra que tal). En un mundo donde no se puede mentir nos reímos de lo cruel que puede llegar a ser la vida. Y eso se muestra en la película. Sin embargo si es cierto que cuando llega el listo que inventa la mentira, las cosas se vuelven más aburridas. Es interesante ver cómo alguien puede manejar al resto de la humanidad a su antojo, cambiar el pasado, cambiar las creencias, sembrar el terror, hacer lo que quiera con la gente, porque al fin y al cabo, él único que puede decir lo que no piensa es como un Dios. Pero a la mentira ya estamos demasiado acostumbrados y por eso, al menos en mi opinión, es resto del film, no es tan “bueno”.

La idea: Es muy buena y profunda. Por un lado todos sabemos que mentir no está bien, que a nadie le gusta que le mientan, etc. Pero la capacidad de engañar, inventar, y mentir es innata a las personas, y este mundo no se sostendría si nadie fuera capaz de mentir. ¿La publicidad existiría? ¿Algún político llegaría a Presidente? ¿Habría alguna religión? Y así muchas más preguntas, algunas tan crueles, que no quiero escribir. Porque todos tenemos una opinión que nos podemos abstener de contar. Así, si alguien te cae mal, puedes evitar decírselo, porque en el fondo eres buena persona y no quieres hacerle daño, (aunque te caiga mal). Así pues, la mentira, eso que está tan mal visto, puede ser buena y mucho. Las mentiras sostienen creencias religiosas, de tal forma que crean en la psique de los fieles un atisbo de esperanza que les ayuda a sobrellevar su miedo a la muerte. Las mentiras ocultan, maquillan o disimulan las verdades, haciéndonos a todos más buenos e interesantes. En un mundo sin mentiras no existirían los abogados, los investigadores, la ficción, los videntes, los actores, los políticos, etc. Sería un mundo cruel y aburrido.

6/11/10

Nueva ortografía


El idioma es como un organismo vivo que nace, se adapta evolucionando y, a veces, finalmente muere.

Cada uno, por sus influencias cambia de una forma, y quitar esas señas de identidad en pos de un entendimiento más universal es una soberbia tontería. Si el idioma es hoy día así es porque debe ser así. Si “sólo” y “solo” se escriben diferente es por algo. No significan lo mismo. Si “éste”, “ésta”, y todo eso se acentúa es por algo. Al igual que guión y todos esos monosílabos con diptongos. ¿Cómo nos vamos a entender mejor si tenemos menos formas de escribir las cosas, y pueden significar, al mismo tiempo, más?

Desde que en 1726 la RAE separó los usos de la “i” del de la “y”, ésta (dentro de poco estará mal escrito) fue conocida como i griega. Sin embargo, para que nos entendamos mejor, se llamará “ye”. Pero a ver, ¿cambiar el nombre de una letra va a ayudarnos a entendernos mejor hablando el español? Parece ser que sí, porque se unifica el nombre de todas. Ya no habrá quien pueda decir sin errar “be alta o be baja”. Como si antes no lo entendiéramos. Además, la “ch” y la “ll” consideradas letras desde el siglo XIX dejarán de serlo para ser sólo dígrafos. Pasaremos de 29 a 27. La “q”, en mi opinión una letra preciosa, dejará de usarse en aquellas palabras donde tenga el sonido /k/, (por ejemplo Irak o Catar (antes Qatar)).

- Quiero un café. Para mí solo. – ¿Que quiere un café solo, que quiere un café para él solo, o que sólo quiere un café? La tilde que diferenciaba la soledad de la actividad desaparece. Y es triste que una palabra tan solitaria como sólo se quede solo en letras. También es triste que un signo ortográfico, como guión, pierda otro signo ortográfico.

Pero no todos los cambios son malos. Hay veces en las que lo que desaparece es lo que no se usa. Lo inútil se desecha. Así como el caso de las mayúsculas antes de los nombres de calles y avenidas, ríos y etc. O como el guión entre ex o anti. Ex-novia, será exnovia. Porque así es más moderno. Anti-convencional será anticonvencional, porque así es más pro. Tampoco llevarán tilde los tiempos verbales riais, veais. Hasta ahora se podía escribir guion-guión, hui-huí, riais-riáis, Sion-Sión, truhan-truhán, fie-fié... La nueva Ortografía considera que en estas palabras son "monosílabas a efectos ortográficos" y que, cualquiera sea su forma de pronunciarlas, se escriban siempre sin tilde.

Parece que los más perjudicados serán los guiones y las tildes, que no acentos, no es lo mismo. Desaparece la tilde de la o cuando ésta va entre números. 2o3. Ahí pone dos o tres. No doscientos tres. Supongo que después de modificar y estandarizar la ortografía deberán hacer lo mismo con las grafías para que no haya confusiones tan desorbitadas, porque de dos o tres a doscientos tres va mucho.

Los CD y DVD serán así. Tanto en singular como el plural. No serán los CDs. Sino los CD. ¿Porqué añadir a unas siglas de origen anglosajón un indicio de castellanización?

Las 22 academias de la lengua hispana se han puesto de acuerdo para estos cambios que prometen huir de los tecnicismos haciendo su contenido asequible a los 500 millones de hispanohablantes. Así, la nueva 'Ortografía de la lengua española', que está dirigida «al gran público», se presentará en nuestro país entre los días 10 y 13 diciembre.