15/10/10

La república


La democracia pura y dura se idealiza en la república. Porque bajo este sistema político ningún ciudadano, soltero o casado, viudo o jubilado, se vería en la necesidad de admitir, lo quiera o no, que él también tiene una familia que mantener: la Familia Real.

El debate y el descontento hacia la monarquía surge bajo el hecho de tener unos principios democráticos, que estable la Constitución, en el que todos somos iguales ante la Ley, y en el que a pesar de ello, hay que mantener a una familia que es especial porque tiene un título nobiliario y valor diplomático. Surge, porque si todos somos iguales ante la Ley, no es comprensible cómo hay un Jefe de Estado que no es elegido democráticamente.

La monarquía no es el mayor problema que tiene este país, porque tiene muchos. Puede que ni siquiera sea un problema. No se puede negar la gran importancia que tuvo la figura del Rey durante la Transición, y no se puede negar que la historia de este país se ha escrito principalmente bajo monarquías. La figura del Rey tiene una gran “importancia” en cuestiones diplomáticas y decorativas. Pero es reemplazable. Su homologo sería el Presidente de la República, que tendría la misma función decorativa a diferencia de que éste sería escogido democráticamente y que no habría que mantener a su familia. Aun así existen repúblicas donde esa figura no existe si quiera, porque es bastante inútil y han reparado que así tienen un gasto menos.

Sin embargo a nosotros no nos queda más que estar agradecidos por vivir en un sistema democrático, en el que al menos se nos deja manifestar nuestra aversión hacia ese sistema, que tiene síntomas de ser un hipócrita.

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