15/9/10

El Cuarto Poder

Quien maneja la información, controla la situación

Desde siempre, la información ha sido un instrumento de poder. Un elemento de manipulación capaz de atraer la atención e influir en la opinión. Tras el poder ejecutivo, legislativo y judicial está el Cuarto Poder, que tiene como objetico trasladar la información de unos cuantos privilegiados a toda la sociedad.

La de periodista es por eso, una de las profesiones más respetadas. Ya sea para prensa, radio, televisión o medios digitales, el trabajo de un periodista consiste en investigar y transmitir temas de interés público. Para ello deben utilizar fuentes fiables y verificables para respetar siempre la verdad y redactar la información de manera breve, relevante y precisa en el menor tiempo posible cubriendo así las necesidades de la sociedad.

Sin embargo pocas veces está realmente bien valorado el trabajo que ejercen los periodistas. Lo suyo es un aprendizaje constante, un trabajo de producción durísimo para trasmitir cualquier información de una forma imparcial, un trabajo en ocasiones arriesgado por querer comunicar en el lugar de lo ocurrido. Jornadas sin descanso, investigación ardua. Quizá todo eso para veinte segundos en televisión, o una noticia de 300 palabras en el periódico. Que quizá nadie lea. Pero por informar que no quede. En un cuarto plano ofrecemos un servicio muy valioso. Un servicio al que estamos tan acostumbrados que no nos asombra. Hace años eso era impensable. En muchos países sigue siendo impensable.

Las aptitudes que deben tener los periodistas son iniciativa y entusiasmo en primer lugar. Requisitos fundamentales pues es necesario tener claro a dónde se quiere llegar y por supuesto, tener la motivación para hacerlo. Hay que ser astuto y hábil, inteligente y analítico. Con un buen conocimiento del lenguaje, para comunicar de una forma clara y concisa, pero en ocasiones para transmitir también emociones, descripciones y acciones recreando la realidad de la manera más vívida posible.

Es vital tener una actitud crítica y una visión no soñadora de la profesión. Esto es así porque no se puede pretender ser el gran periodista que descubre todas las tramas, que consigue todas las declaraciones, y que viaja y vive todo lo importante; del mismo modo que no hay que ser crédulos y vagos, copiando y callando en ruedas de prensa, evitar ser cínicos para no convertirse en un personaje de entretenimiento. No hay que venderse a la demanda del espectáculo.

Periodista es una profesión de riesgo en algunos países

Los periodistas de guerra que se juegan la vida entre bombas y balas, no sólo sufren la guerra como espectadores, ya que en innumerables ocasiones aparece en ellos el conflicto entre si permanecer distante o involucrarse y ayudar. Estos conflictos les producen profundas depresiones y trastornos que pueden acabar con el suicidio. También es una profesión de riesgo en aquellos lugares en los que la investigación puede sacar a la luz verdades incómodas para los grupos de poder. En esos casos, la vida de los periodistas, como ya ha ocurrido, puede verse realmente amenazada.

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