8/7/10

Los perros


A los memos de mis vecinos no les gustan los perros. Ni siquiera los míos, que son dos simpáticos chihuahuas que lo único que hacen es corretear e ir a saludar a todos los que ven. Pero bueno, para gustos… Aunque lo malo no es que a los memos de mis vecinos no les gusten los perros, si no que están educando a los especiales de sus hijos, de tres años, con miedo hacia ellos. Que cuando coinciden los memos, los especiales y los chihuahuas en la plaza, los memos espantan a patadas a los pobres animales y suben a los especiales encima de los bancos por si el perro se atreviera a olisquearlos.
Cuando yo contemplo esa escena experimento varias sensaciones. Primero me dan ganas de darles una patada en el culo a los memos de mis vecinos por atreverse a hacer daño a mis perros, después me dan ganas de seguir dándoles patadas por ser unos estúpidos ignorantes que no saben educar a los niños. Y después me da por reflexionar. Y esto es lo que pienso:

Comprobado que existen personas a las que no les gustan los perros me atrevo a afirmar que seguramente éstas nunca contaron con la compañía de un perro cuando eran pequeños. O quizá sí quisieron tener perros pero sus padres no se lo permitieron o les educaron con temor hacia ellos. Porque si no, de verdad que no entiendo a las personas que se comportan así.

¿Cuál es la diferencia entre un perro y un gato? Pues hay quien cree que los perros piensan: los humanos son benevolentes, me alimentan, me cuidan, asique deben de ser Dios. Mientras que los gatos pensarían: los humanos son benevolentes, me alimentan, me cuidan, asique debo de ser Dios.

Nada más lejos de la realidad esa frase dice mucho de los perros, ya que son seres muy agradecidos. Porque sólo por cuidarlos ellos te recompensan con su compañía, su incondicional amistad, su alegría cuando te ve, su protección si te ve en peligro o triste, su felicidad, dinamismo y ganas de jugar. Y aunque pienses que los padres, los hermanos o los amigos también pueden aportarte eso, te equivocas. Porque las personas pueden cabrearse y alejarse, mientras que el perro volverá cabizbajo, triste, y arrepentido te lamerá las manos tratando de pedir disculpas por aquello que haya hecho mal.

Porque sólo con ver la cara que ponen cuando les rascas por detrás de las orejas, o lo contentos que se están después de bañarlos, o cómo disfrutan con el césped, te das cuenta de que son más humanos que muchas personas. Y a veces, cuando les miras a los ojos y casi puedes adivinar lo que piensan, te das cuenta de que ni siquiera les falta hablar.

3 comentarios:

Dnea dijo...

totalmente, absolutamente, completamente de acuerdísimo contigo xD
vivan los perros!
y muerte a los memos!

^^

Prado dijo...

:):) me alegro de que estés de acuerdo.. y que se mueran los memos xDDD

Cath Von T dijo...

Oye, que a los memos es más agradables matarlos que dejar que se mueran, no seais tan indeseadas xDDD

Los perros son majos, recuerdo una frase maja de Burton sobre ellos "son fieles y no protestan, deberían ser inmortales", pues eso, se merecen mucho más que la mayoría de las personas los chuchos.