25/6/09

Paradojas

Soy una persona anti convencionalista. No me gusta lo estereotipado, hacer lo que hace siempre la gente, lo que está considerado como lo normal. Por eso, y aunque suene algo contradictorio, me he vuelto cínica hacia la sociedad actual, hacia la modernidad. Antes las cosas no funcionaban tan disparmente.

Por ejemplo, hoy en día tenemos casas grandes, pero contrasta por que las familias son más pequeñas y hay hogares desechos.
Tenemos más facilidades para hacer cualquier cosa, pero no tenemos tiempo para hacerlas.
Obtenemos más preparación, nos educan desde pequeños para ser alguien de provecho pero no adquirimos sentido común. Tenemos más conocimiento sobre las cosas pero distinguimos menos entre lo que está bien y lo que está mal.
Hay más expertos y científicos, pero más problemas al mismo tiempo.
Existen más medicinas pero menos bienestar.
Aumentan nuestras posesiones al tiempo que disminuyen nuestros valores. Gastamos mucho en cosas, pero no poseemos nada de auténtico valor.
Hablamos poco pero mentimos demasiado.
Hemos aprendido a ir más rápido, pero no a esperar.
Hay grades edificios y construcciones, pero puntos de vista más estrechos.
Tenemos muchos métodos de entretenimiento, compramos más cosas, pero no sirven para divertirse.
Tenemos más alimentos, más comida, pero menos nutrición.
Escribimos más pero aprendemos menos, planeamos más pero logramos menos.
Reímos poco, nos enfadamos demasiado, leemos poco, vemos mucho la televisión. Se han mejorado las técnicas de información y comunicación, pero todos sabemos lo mismo porque casi no nos comunicamos.

Hemos aprendido a ganarnos la vida pero no a vivir.
Le hemos dado años a nuestra vida, pero no vida a nuestros años.

No hay comentarios: