8/1/10

Poesía en prosa. Lolita

Pueden confiar en que la prosa de los asesinos sea siempre elegante.” Vladimir Navokov. Lolita. No creo que haya otra frase en el libro que lo describa mejor.

Poco se puede decir ya de una novela tan universal, magnífica y compleja como esta, y aunque mi opinión valga muy poco, es una obra que se merece unas palabras más.

Me ha parecido un libro memorable. Y no por la historia que en él se narra, si no por cómo se narra. Escrito en un formato desconocido para mí (confesión autobiográfica) y un género que nada aprecio, (literatura erótica), Lolita es una obra conmovedora tanto por su crueldad como por la forma exquisita con que se narra. Cierto sin embargo sí que es, que hay partes en que la lectura del texto se hace ardua y lenta, mas la mayor parte del libro tiene una prosa que rebosa belleza en cada palabra, coma, punto, acento, espacio y letra.

La novela es un fluir de sentimientos y emociones sin la más mínima limitación, la liberación de la máxima expresión para demostrar la más pura pasión y devoción por una persona y al mismo tiempo, la represión y el desengaño que siente cuando se tiene que negar lo que más anhela pues en el fondo sabe que lo que hace está mal. Pero aun así le resulta imposible reprimir su impulsivo deseo. Por eso mismo, el protagonista que nos narra su historia es un personaje que inspira odio, desprecio y repulsión. Es un pederasta que destroza la vida de una niña de 12 años por que no es capaz de apagar sus deseos. Una persona ruin y egoísta. Pero tan insólita es su pasión por Lolita, que ésta, a mi parecer, ha de verse afortunada en su desgracia, porque ninguna mujer ha sido descrita y evocada, amada y deseada, como ella. Y por eso el protagonista llega a conmover al lector, que se compadece de su triste final por un amor no correspondido ilegal a los ojos de los demás.

“Me gustaría describir su cara, todo su ser… y no puedo, porque mi propio deseo por ella me ciega cuando está cerca.”

Alejándome ahora del aspecto prosaico y centrándome en la historia, ésta me ha parecido sabrosamente insípida. Difícil de describir el sabor que me ha dejado porque si bien Navokov es un gran escritor, ha sabido dejar muchas puertas abiertas. Relata la lucha interna del protagonista, su deseo por Lolita y también su conocimiento sobre la ilegalidad de sus actos, y aun así ni condena su acción ni se compadece de su sufrimiento. Refiriéndose el narrador del libro a sus lectores como “señoras y señores del jurado” nos deja en medio de su lucha interna teniendo que decidir y debatir sobre muchos tabúes de la sociedad en la que vivimos. Nos corresponde condenar o comprender a Humbert Humbert.

Para mí una novela sublime con, además, (siempre bajo el estilo del traductor), uno de los principios más elegantes que he leído y leeré y con el que concluiré mi opinión:

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.
Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita.

3 comentarios:

Aíxa dijo...

Sabía que te gustaría y que sabrías apreciar la decorosa sexualidad de la obra ^^

Buen reflexión sobre la naturaleza estilística y el trasfondo de la novela, pero me quedo con ganas de algo: lo comprendes o lo condenas??

Te sigo leyendo, como siempre...

Prado dijo...

mas bien lo compadezco y lo comprendo

Aíxa dijo...

Yo lo comprendo...


... Y lo envidio... ;)