14/7/09

Tauromaquia-Tortura


“La conmiseración con los animales está íntimamente relacionada con la bondad de carácter, de tal manera que se puede afirmar de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona.” A. Schopenhauer.

Según este filósofo en España sólo el 72’1% de la población somos buenas personas, los que consideramos que la tauromáquia es un espectáculo cruel y retrógrado.
En el año 2008 se produjeron en España 3295 festejos en los que participaron toros, entre espectáculos cómicos, corridas, novilladas con o sin picadores y espectáculos de rejoneadores. En total 14372 reses fueron lidiadas. En todos ellos hubo tortura y crueldad hacia los animales.


Los argumentos en los que se basan las malas personas para apoyar esta falta de humanidad son:
1. Que la tauromaquia es parte de la cultura española y tiene una tradición milenaria, por lo que excomulgarla sería menospreciar un componente esencial de la cultura (que representa también un fuerte ingreso a la industria turística.)
2. Dicen que antes de las corridas a los toros se les trata MUCHO mejor que a los toros de la indrustria de la bioindustria.
3. Dicen que las corridas de toros son una muestra de aprecio y respeto de la fuerza del animal, y que no es un deporte sino una mezcla de arte, baile y muestra de “virilidad” (machismo).
4. Dicen que es una fiesta en la que se descargan colectivamente sentimientos negativos y agresivos, y que eso es sano.
5. Que los toros son un símbolo CASI religioso de la lucha entre el bien y el mal, donde el toro representa el mal. Por lo tanto se basan en que “Dios” ha “creado” al toro para luchar contra al torero y morir en esa lucha.
6. Los toros bravos son criados por su bravura, por lo que la abolición de las fiestas significaria la extinción de una especie única.

Yo me pregunto, a todo esto, si la tradicion justifica la crueldad; si el hecho de que existan situaciones peores justifican otra mala situación; si el aprecio y el respeto a una cultura se expresa con la aceptación de la tortura; si no existen otras formas de liberar la tensión evitando el sufrimiento de un animal; si no es pretencioso ponerse en el lugar de Dios y disponer así del destino de los animales; si a algún animal le interesa ser criado para sufrir; si no se crea una mala publicidad para España como fomentadores de la crueldad; si no es absurdo identificar a España con una sola tradición ya que muchos de los mismos españoles están en contra de los toros, porque no les gusta identificarse con ella.


El arte de los toros es en realidad la ciencia de la tortura. Los toros 24 horas antes de pisar la arena han sido sometidos a un encierro a oscuras para que al soltarlo la luz y los gritos de los espectadores lo aterren y traten de huir saltando las barreras, lo que produce la imagen en el público de que el toro es feroz, siendo la condición natural del toro huir, no atacar. También se le recortaron los cuernos para proteger al torero y le colgaron sacos de arena en el cuello para que no pueda levantar excesivamente la cabeza. Le golpearon en los riñones y le provocaron malestar intestinal a incluir sulfatos en el agua que bebió, todo para conseguir que llegue más débil al ruedo y en desorden. Se les unta grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas se les ponen sustancias para producir ardor y así impedir que esté quieto y el torero no desluzca su actuación.
No solo sufren los toros. En los espectáculos con picadores los caballos que se eligen no tienen valor comercial ya que el animal muere a las 3 o 4 corridas ya que es habitual que sufra quebraduras múltiples de costillas o destripamientos. El peto que les cubre sirve más para tapar las heridas producidas que para proteger al animal.
Cuando el torero percibe que el toro embiste con mucha energía, ordena al picador desangrar al toro para debilitarlo clavándole una lanza que destroza músculos y lesiona vasos sanguíneos y nervios. Las banderillas tienen la misma función.
La pérdida de sangre y las heridas en la espina dorsal impiden al toro levantar la cabeza de forma normal, y es cuando el torero puede acercarse, con el toro agotado y fuera de peligro, y después de un pase artístico puede permitirse retirarse pavoneándose entre aplausos.
La espada que utilizan tiene 80 cm de longitud y atraviesa el hígado, los pulmones, la pleura, etc. Dependiendo del lugar donde penetre en el cuerpo del animal. También rompe arterias provocando que el animal agonice y se ahogue en su sangre.
Lo rematan con la Puntilla de 10 cm, con lo que intentan seccionarle la médula espinal. El toro queda así paralizado, sin ni siquiera poder realizar los movimientos respiratorios, por lo que muere de asfixia o ahogado por su sangre mientras que todavía vivo es arrastrado por el ruedo, o mientras le cortan las orejas.

Y todavía sentimos pena cuando un insensato que se ha puesto voluntariamente delante de un toro encerrado muere por su culpa.

No podemos hacer mucho para que esta tradición o tortura acabe pero podemos demostrar nuestro rechazo, no asistiendo a corridas o no apoyando a políticos y artistas asociados o no consumiendo productos de sus patrocinadores, pero sobre todo, hay que educar a todos en el respeto por todos los seres vivos.

1 comentario:

Aíxa dijo...

Ya te dije antes que me tocarías la fibra, pero esperaba, aún así, algo más "light". Joder, quien lea esto y no sienta como se eriza cada pelo de su piel, que lo lea hasta que esto suceda, pues es muy importante y nos hará humanos. Aunque, sinceramente, a veces prefiero considerarme un animal, que suelen tener más respeto.

Te firmo con algo que escribí hace algunos meses:

"¿Valentía? El torero no sabe cuál será su final, el toro sí lo sabe; la muerte. El arte el espectáculo, la bota de vino, el puro… se me indigesta con solo pensar en la sangre derramada por diversión.
¿Se acuerdan de los circos romanos? Pues más o menos, lo mismo, pero en lugar de asesinar a personas, asesinamos animales. Y, lo que es peor, nos divertimos viendo cómo las banderillas atraviesan su gruesa piel, cómo el animal jadea mientras agoniza, cómo el torero levanta la cabeza y las manos en expresión de júbilo, de satisfacción… de éxito.

Sin embargo, no deja de ser totalmente respetable que usted disfrute de tal espectáculo sin precedentes, eso sí, que se lo costeemos ciudadanos que consideramos el toreo como tortura… eso ya no. Algunos miles de euros de nuestros impuestos van dedicados a la ganadería y al “hermoso” mundo del toreo (luego estamos en crisis, claro…).
Luego están los que dicen que si no fuera por el toreo, los toros de lidia desaparecerían. A tal desfachatez ya dio respuesta Lucía Etxebarría en uno de sus artículos: “Seguro que otras especies en extinción-los hombres machistas, por ejemplo-no se avendrían a dejarse torturar a cambio de que su linaje perviviera”.
Y a los que lo consideran cultura, prueben a colocarse unos buenos cuernos (o también pueden instar a sus señoras a que les ayuden), salgan al ruedo y déjense hacer. Ya no es necesario torturar ni a un animal más inocentemente. Ustedes lo hacen mucho mejor, que para eso son “maestros”."



Sigue escribiendo :)